#9

 

Se me rompe el corazón cada vez que pienso en todas las posibilidades que podría tener, y no.
Se me rompe el alma por cada suspiro que debería ser de aire fresco y huelo a hierro y humedad.
Me convierto en piedrecita, pequeña, inservible e inútil – con las emociones encerradas y esos muros infranqueables.

Aunque ser, nunca fue nada pequeño.

 

Bebo cerveza y me duelen los brazos, tendría que ir a mirarlo…
Ya no fumo, hace mucho que me lo dejé, pero ojalá tuviera un cigarro para exhalar todo mi pasado, exhalar mis miedos e inhalar el valor que me falta para acabar con la tontería.

                También podría seguir yendo a terapia.

 

Me carcome tu falsa felicidad, tu vida regalada y que todo salga a pedir de boca.
Maldigo a todos los dioses y los siete infiernos, de que te bendigan con toda esa suerte y no sepas aprovecharla. Todo lo tienes al alcance de tu mano y aun así osas en decir palabra

                No te odio, nunca he odiado a nadie, bueno, sí. Pero a ti no, te lo aseguro.

 

Y después de todo, al final, ¿sabes qué?
Me odio a mí misma por tener estos sentimientos.
Que quiero estar a tu lado, pero es imposible estarlo si al verte solo quiero que desaparezcas.
Que quiero compartir tu felicidad y rutina, pero es imposible si creo que todo es fachada adornada de pintalabios y pestañas postizas.

                Qué pena.

 

No todo es oro lo que reluce, y yo, estoy mejor en mi nido, el de verdad;
que tú en ese mundo de cartón y ficción.

            Ojalá, al final, lo entiendas.


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