#7

            
Huelo a humedad y óxido; la gente que me conoce, sabe que no es nada bueno.

Huelo a dejadez, rapidez, sordidez, inmediatez.

El corazón me pesa y se me parte en dos,
si te asomas, poquito a poquito, aún puedes ver las raíces arrancadas de su tierra.
Porque cuando estás unida tanto a las montañas, el aire puro, los árboles y los ríos, poco te puede dar otro lugar que no sea ese.

El otro día, mientras me despedía de la parte de mi alma que siempre se queda allí, contemplaba un paisaje inmóvil.
Veía como un pequeño gorrión se posaba en una rama fuerte y llena de verde;
contemplé también como las hormiguitas seguían su laboriosa faena intentando arrastrar un fruto seco;
observé los restos de la cerveza derramada debajo del nogal, donde habíamos tenido una deliciosa comida de despedida mi imprescindible muchacho y yo;
También vi a los gatitos y ellos nos miraban a nosotros, expectantes y con tristeza porque nos íbamos y ya nadie les dejaría atún por la tarde, ni refugio en los días de tormenta.
Al irnos, recordé también mi querida hondonada, tan llena de vida;
pero como siempre, no pude disfrutarla lo suficiente.

 

Mis paisajes favoritos siempre son de verde y mis queridas montañas tienen un verde tan vibrante y ponente que abruma. Si os quedáis cuando anochece, justo en la hora dorada, todo se vuelve inmenso y por las mañanas podemos tocar el cielo.

          ya lo decía nuestra querida Jane Austen:

''¿Qué son los hombres comparados con las rocas y las montañas?''

 

Mientras contemplaba todo lo que había vivido, todo lo que ojalá pudiera vivir en el próximo invierno, se me escaparon unas cuantas lágrimas; la garganta se me contrajo, pero mis pulmones se expandieron, como si intentaran acaparar todo el aire puro posible y todos los olores increíbles que tengo – tenía.

 

Huelo a la soledad, ahora que estoy aquí.
Encerrada en pareces de yeso, que me aíslan mucho más que aquellas de piedra.
Huelo a Diana, que también se muere de pena.
Me cuenta que nos vayamos de aquí, que esto no puede ser bueno.

Algo me atora el pecho, algo lo bloquea y no permite que exprese todo lo que pienso y de la misma intensidad que lo siento, y pido perdón por ello.

Ojalá lo pudierais ver.

 

Ahora huelo a humedad y dejadez
todo monótono -.

y es, que yo no estoy hecha pa’ ciudad.

 




Comentarios

Entradas populares de este blog

#24