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 Yo no soy feminista

He perdido la fe en el feminismo desde que es representado por leyes absurdas que cara a la galería nos benefician pero que guardan un trasfondo de paternalismo rancio que no hace más que enfurecer a las masas.

He perdido la fe en el feminismo desde que se generaliza que todo aquel hombre con el que me cruzo es un violador y machista, sin beneficio de duda. Ya, ya sé: ‘’not all men’’ pero es que, hermanas, ellos también están gritando.

He perdido la fe en el feminismo desde que esas mismas mujeres que se denominan compañeras y que cada vez son más y peores, no consideran mujeres aquellas que quieren serlo. Y no consideran compañeros aquellos hombres que nos acompañan en la lucha.

He perdido la fe en el feminismo desde que toman a nuestras referentes, las tergiversan, se las apropian y violan sus letras.

He perdido la fe en el feminismo desde que la mayoría de él no es eco, si no ego. En todo su significado.

He perdido la fe en el feminismo desde que solo saben mirar desde un grupo muy limitado de mujeres, invisibilizando al resto de la población. 

Pero sigo creyendo en esa igualdad que aún nos falta conseguir, como los techos de cristal que, aunque estén decorados y con purpurina, solo accedemos una pequeña parte de nosotras. Y no por parte de todos los colectivos.

Sigo creyendo en esa igualdad para no determinar e imponer el género y sexo a tu bebé nada más nacer y dejar que sea lo que quiera ser. O de imponer tener bebes y seguir con los roles de género, directamente.

Sigo creyendo en el gaslighting, mansexplainning, y todas las machiruladas que necesitan hacer los varones ante muestras de inteligencia femenina para seguir sintiendo esa superioridad extinguida.

Sigo creyendo en que las mujeres seguimos teniendo miedo cuando vamos solas por la calle y llevamos las llaves listas en la mano, siempre atentas, vigilantes, porque no todas llegamos a casa.

Sigo creyendo en la diferencia de privilegios, de clase, de etnia, de sexo y de género.

Sigo creyendo en la igualdad porque quiero que las generaciones futuras crezcan en valores.

Pero ya no lo llamo feminismo.

Porque si ese es el feminismo que representa a las masas, ese que humilla, discrimina y engrandece a la mujer por encima de cualquier otra persona o ser. Ese que no cree en la igualdad,

Yo no quiero ser feminista.

Lo siento mama, lo siento hermanas y hermanos, pero yo ya no soy feminista.